Nuestras voces tienen el poder de la denuncia, del recuerdo, de la creación... La juventud no nos excede: nos estimula. Somos como una brújula que oscila por la realidad dejando huellas (que no son poco), plasmándolas en papel, llorando letras...La tinta es nuestra aliada;

este blog solo la excusa..

Tenemos mil cosas más para torturarnos↓

sábado, 31 de julio de 2010

Cómo cuesta acostumbrarse a las ausencias … de todo tipo, a las desilusiones, a los para siempre que NO fueron, a las promesas incumplidas, a los sueños que se quedan en el camino.
Qué difícil, es mirar para atrás, y luego mirarnos ahora, así, con o sin, más grandes, más pequeños, más solos, con otra gente, con más colores, con menos dudas y más certezas o al revés.
Sorprende que en el camino queden también aquellas cositas, o personas que creímos, siempre irían con nosotros.
Resulta que el tiempo pasa, tan rápido que somos incapaces de detenernos a pensar, a mirar a los costados. Solemos caminar tan de prisa, que pasamos por alto, los detalles más importantes … frenamos cuando sentimos el golpe, cuando en la cabeza todavía duele el impacto, ahí reaccionamos, pero claro, no nos dura mucho, porque hoy somos todos fuertes.
Te levantas, te limpias las rodillas, y otra vez, a caminar sin parar, y otra vez las personas pasan, los para siempre NO se cumplen, las traiciones no se lloran, y las desilusiones son costumbre.
Y otra vez, Vos y Vos y más Vos. Y esos que siempre están a tu lado … pero ¿qué pasa con aquellos que dejamos en el camino? ¿Qué pasa con los sueños NO cumplidos? ¿Con los arranques sin sentido? ¿Dónde escondimos las lágrimas, para encarar bien rápido la superación? ¿Dónde quedo el dolor?
Hoy, Todos podemos con todo, todos utilizamos más de una vez la frase ‘nada, ya fue’ y cuando apoyas la cabeza en la almohada, nada se fue para ningún lado.
Sigue ahí, en Vos … esperando un cierre, una respuesta, un porqué un para qué, una discusión, un adiós, un nunca más.
Hoy todo queda inconcluso, y las cosas que no se dijeron no se dicen, y los “amigos” que perdimos, NO vuelven. Y los amores que soltamos, no duelen. Hoy vivimos con una careta puesta, que es casi invisible, pero que tenemos TODOS, la careta de la SUPERACIÓN, el ‘todo me resbala’
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