Nuestras voces tienen el poder de la denuncia, del recuerdo, de la creación... La juventud no nos excede: nos estimula. Somos como una brújula que oscila por la realidad dejando huellas (que no son poco), plasmándolas en papel, llorando letras...La tinta es nuestra aliada;

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sábado, 13 de noviembre de 2010

Las consecuencias mentales de impulsos consumistas


Hace unos días salí con una amiga al shopping con el fin de saciar mis instintos consumistas. Para que se den una idea de lo que significan este tipo de impulsos, después de muchas horas de facultad, sin desayunar correctamente, almorzar ni merendar, llegué a su casa, ella dejó sus cosas y allá fuimos.

Después de casi tres horas deambulando por probadores, con dolor de cuello por tanto levantar la cabeza para revolver los percheros, preguntándome mentalmente en qué cabeza cabe diseñar ropa tan desagradable, haciendo sociología barata al definir la cultura de masas en el color coral y el cuello escote en V, repitiendo "bueno, está bien, gracias, chau" como una autómata y escuchar "no, de nada ¬¬" como respuesta, tratando con desinteresadas o desesperadas vendedoras, finalmente logré mi objetivo, que, para variar, nada tenía que ver con lo que tenía en mente.

Yo lo entiendo, no es la vocación de nadie poner la ropa de turno en perchas transparentes y resbaladizas, lidiar con nenas autoritarias que pretenden usar ropa "de grande" y madres nerviosas o con adolescentes aburridas que no tienen nada mejor que hacer. También entiendo que te debe quemar la cabeza escuchar la radio de hits del momento todo el día, estar encerrada en un local 2x2 y mentir compulsivamente a las señoras grandes, tan entusiastas con prendas juveniles pero tan entradas en carnes y años. Sé que muchas de ellas estudian y es su único recurso para solventar sus gastos esclavizarse en la vida de comercio, donde suspiran por el día en que serán médicas, licenciadas o, más novelísticamente hablando, mantenidas por adinerados y empresarios esposos y puedan revertir los roles, es decir, estar del otro lado del mostrador, al revés de lo que usamos decir los que todavía no pasamos por ese estado.
De todas formas, ser empleada de comercio no es ninguna ciencia. Hice un resumen mental de las frases y hábitos que más emplean para persuadir que te compres ese pedazo de tela mal cortado de color fluorescente que ellas se empeñan en llamar esto diviiino, lo que se usa este verano/invierno. Here we go, cualquier coincidencia con la realidad es puta coincidencia (?):

-Usar palabras empalagosas cuando se refieren a vos, como "gorda" (en su momento estuvo muy de moda), "linda", "corazón", "mamita", etcétera, etcétera, etcétera.
-Resaltar todo el tiempo cualidades que ni vos sabías que tenías, al estilo de "ese pantalón te resalta las pantorrillas, te queda hermoso".
-Definir a un simple tapado como trench (todos sabemos que los trenchs son diferentes a los tapados corrientes, a mí no me engañás querida), pero olvidarse al año siguiente de que es un par de leggins porque "ya no se usan tanto, viste?"
-Medir los índices de popularidad de las prendas con muchísimo énfasis. No, no quiero ese trapo que se llevan todas y que te quedan pocos porque volaron rapídisimo mujer, enough.
-Justificar todo con es lo que se usa, ya te vas a acostumbrar a que se te vea toda la cola.
-
Cuando salís del probador, luego que te insistieron y te amenzaron a punta de arma, usar frases tales como te queda especial, justo para vos, ese color te RE favorece, aaaah preciooooso!, viste? esa remera es diviina, entre otras, y exclamaciones guturales todavía no comprensibles para mí.
-Resaltar enfermizamente lo linda que sos, y si vas con una amiga, tu amiga también liga piropos. Algunas hasta te preguntan si sos así de linda naturalmente y que ni se te ocurra hacer nada a tu rostro porque así estás bárbara. Come on, ustedes conocen y saben lo que es belleza, dejen de mentir arpías. Un día alguien cuando le digan que es flaca o linda les va a contestar "no, soy anoréxica y bulímica en potencia, me está dando resultados o empiezo a vomitar más seguido?".
-Y el final decisivo, si se realiza la compra. Si decís que sí, inmediatamente te envuelven todo con un moño enorme y una sonrisa digna de la empleada del siglo. Te esperan afuera del probador con la bolsa en la mano y te dicen "gracias, que lo disfrutes", acto seguido, te hacen pensar que es la mujer más simpática del mundo y que vas a volver seguido a ese local. En caso contrario, se enfurruñan, se ponen del otro lado del mostrador y ni te miran cuando te dicen "está bien, de nada, chau" ante tus disculpas por sacarle todas sus prendas y provocar el caos en el minúsculo e incómodo espacio que es un probador femenino.

Lo increíble de esta semi rutina es la velocidad con la se que efectúa, entre unos cinco y quince minutos, la naturalidad que estas mujeres emplean y como a lo largo del día y los días repiten, racionalizan y suspiran ante esta realidad que las sobrepasa sin sentido alguno, aunque no entiendan exactamente por qué ni les interese cuestionarlo. Como muchos más anónimos entre nosotros.

1 comentario:

Mizari dijo...

Es todo tan acertado, las vendedoras de los comercios del shopping están dibujadas por el mismo dibujante que diseñó el diablo con forma de serpiente, el que ofrecía esas manzanas tan geniales a los giles de Adán y Eva.
En fin, me reí con esta entrada.


Ah, y gracias por comentar en mi blog, hasta el momento estaba convencida de que escribía sólo para mí.

Un beso.