Nuestras voces tienen el poder de la denuncia, del recuerdo, de la creación... La juventud no nos excede: nos estimula. Somos como una brújula que oscila por la realidad dejando huellas (que no son poco), plasmándolas en papel, llorando letras...La tinta es nuestra aliada;

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martes, 17 de agosto de 2010

Sin previo aviso

Se acuesta y sobre su almohada se desarma. Desanda sus pensamientos del día y llega hacia ellos, mediante operaciones lógicas. Los desmenuza y des-enrolla como inexplicables ecuaciones de la vida, y los piensa. Los vuelve a pensar, y sin darse cuenta se queda pensando.


Son como un manojo de hebras entrelazadas que debe resolver. Y cuando digo debe, me refiero al hecho de que Él piensa que la vida es mucho más fácil si se la piensa. Es decir, que piensa pensando que existe algo radical que entraña cada suceso de la realidad; y que por tanto, merece ser puesto en duda, a la luz de la reflexión, para obtener de allí su mejor cometido.
Es necesario decir, entonces, que esta es una actitud normal que toma cada noche. Sin importar cuan cansado esté, o cuantas obligaciones o tareas lo esperen al día siguiente. Es consciente de que es un momento único y muy suyo; y que por eso, lo aprovecha completamente. Pero por sobretodo, hay otro argumento a su favor: no hay nada que disfrute más que ello.
Cualquier persona que lo conozca y se entere de esta actitud, fácilmente lo creerá. Es una persona tranquila, analítica y difícilmente irritable. Nunca te va a decir lo primero que piensa o siente. Siempre todo pasa –necesariamente- por el colador de lo que algunos llaman conciencia. Yo, anteriormente, lo llamé lógica; pero me parece que ninguno de los dos términos condice bien: quizás todo pase por un colador, que actúa de paraguas, ante las consecuencias. ¡Qué paradoja!
Será que le ha dado resultado hasta esta altura de su existencia. O será porque es preferible creer que se tiene todo bajo control, aunque eso no sea cierto. Pero me contaron que un día la vio llegar. Tan aireada e intempestiva, que ni siquiera pudo pensar. Y a partir de entonces, decidió dejar de pensar para poder vivir y así disfrutar.

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