Nuestras voces tienen el poder de la denuncia, del recuerdo, de la creación... La juventud no nos excede: nos estimula. Somos como una brújula que oscila por la realidad dejando huellas (que no son poco), plasmándolas en papel, llorando letras...La tinta es nuestra aliada;

este blog solo la excusa..

Tenemos mil cosas más para torturarnos↓

lunes, 6 de junio de 2011

Una minita en apuros

Es domingo, por ejemplo. Está frío. Estás encerrada en la isla, en pijama, con un café tibio y ganas de hacer pis, pero ningún deseo de mojarte. Escuchas uno, dos, tres temas de David guetta y te haces la que bailas bien, aunque sabes que tenés menos onda que un renglón. Paseás por blogs. No comentás. Te encantaría comentar pero hace mucho que perdiste las ganas de comentar. Revisás mails. Diez no leídos. "Epa", pensás. Pero no te ilusiones chiquita, es mucho Mercado Libre, mucho Facebook, uno que te vende no sé qué cosa, otro que te manda un .pps con cachorritos y amaneceres. Te acordás del horóscopo que te llegó a la mañana: Amor: Bueno. Dinero: Medio. Salud: posibles accidentes. Pensás en mandar un mensaje, una señal de humo, una alarma. Lo pensás, pero no lo hacés. Dejás el celular, corrés al baño, te mojás poco, volvés, pensás, de vuelta, en mandar el mensaje. "Es un despropósito que esté frío de esta manera y vos no estés, justo, a un par de kms de mi casa". Escribís. Claramente te estás haciendo la linda. Es mas facil, mucho mas facil, no recibir respuesta a ese mensaje y seguir con tu domingo de soltera, que invitarlo directamente a hacer algo y tener que soportar un "no" como respuesta. Mandás. "Mensaje no enviado". Probás de nuevo, ya estás encaprichada, le das mas fuerte al botoncito, "mensaje no enviado". Dos, tres, cuatro veces. Te rendís. Te bañás. "Igual era al pedo, total no me iba a responder" decís en voz alta mientras te enjuagás la cabeza. "Tal vez es una señal" pensás mientras te secás. "Mejor, mejor no lo mando, es medio cualquiera" repetís mientras agarrás el celular. "No, bueno, ya fue, pruebo una vez mas". Mandás. "Mensaje enviado". Ouch. Corrés, al baño, y mientras te peinás te decís frente al espejo "Pantalonuda, sos una pan-ta-lo-nu-da." Y empezás a putear. No pasaron ni dos minutos y estás puteando porque no te respondió. Te volvés a mirar al espejo y te decís "Bueno, boluda, bajá un cambio, no está bien que manejes estos niveles de ansiedad, no está nada bien". Y bajás. Te peinás tranquila, te volvés a empiyamar, y te tirás a hacer un zapping escandaloso. Suena el celular. "Me baño y voy para allá". Ouch.

La hecatombe. Ten
és la casa hecha un quilombo, estás en piyama, la cama revuelta, en la heladera una botella de agua casi vacía, la bolsa del Mc Donald´s que te clavaste el viernes, ropa tirada por todos lados, la pileta con una montaña de tazas y platos, el cadáver de una cucaracha que te dio fiaca juntar. Ouch. Mirás todo y no sabés por dónde empezar. Te das cuenta que realmente no esperabas ninguna respuesta, y aunque la respuesta te haya convertido en la mar de alegría, no sabés por dónde empezar, y en vez de arrancar, mirás todo y seguís mirando y hacés una lista mental de lo que deberías hacer, y no sabés si conviene primero super, después lavar platos, después esconder la ropa sucia. Y vas perdiendo tiempo en pensar cómo organizarte. Corrés para un lado, para el otro, ordenás, salís, comprás agua, galletitas. En el medio hacés una pausa, te tomás unos mates, te fijás qué ropa ponerte, hay una humedad de la puta madre que lo parió, y pensás que va a sonar el timbre y vas a estar todavía en piyama, te cambiás, sacás al patio la bolsa de basura, de a poco todo toma forma de hogar cálido y siempre ordenado. Zafaste porque el viernes habías limpiado todo, asi que está mas que presentable. Acomodás, guardás, te echás un poco de perfume. Y creés que está todo listo, asi que te volvés a sentar en el sillón, arrancás de nuevo con el zapping y te comes un chocolate. Timbre.

Y te acord
ás de repente lo que hablabas con una amiga el otro día, y volvés a ese estado pelotudo de ansiedad crónica, y pensás, y casi casi decís en voz alta que recién toca el timbre, y ya te estás lamentando porque después no vas a tener noticias suyas por varios días mas. Sin embargo, abrís la puerta, sonreís, te olvidás de todo lo demás, y te concentrás en disfrutar.



by: nomevoyaolvidar

3 comentarios:

PatRi; dijo...

A mi también tu entrada :)

lena dijo...

sos una idola! te agregue al facebook, soy amiga de nico dividido jajaja.
me gustaria hablar con vos porque lo que yo no puedo expresar escribiendo, lo encuentro en este blog. gracias (:

RenMai dijo...

jajajaja! es muy cierto xD me encantó
pfff... me pasa lo mismo con invitar a alguien y antes no haber pensado que la casa estaba desarregladísima y tengo que ordenar todo a las apuradas xD
besos :D